En días pasados conversaba con un amigo sobre las cosas que han construido nuestra amistad, tornándola sólida como una roca. Haciendo una pequeña retrospectiva, llegamos a la conclusión de que seguimos siendo amigos, porque simplemente no tenemos secretos entre nosotros y que por demás, somos transparentes.
Si bien es cierto que nuestra vida no es asunto de nadie, no estamos exentos a quedar bajo la mirilla y escrutinio público; sin embargo he aprendido que para generar confianza en alguien, debemos ser claros desde el principio. Con ello no quiero decir que debamos ventilar toda nuestra vida, pero si debemos por lo menos, dar una pequeña “reseña histórica” de nuestras acciones, y sólo así, se podrá entender muchas cosas, por supuesto, teniendo en cuenta que “el pasado es pasado”.
Es por ello que, al comenzar una relación amorosa, de amistad o cualquier otro nexo con alguien, debemos ser claros y transparentes, es decir, lavar y ventilar cualquier “trapito sucio” que tengamos en nuestro haber, con el fin de ganarle la carrera a aquellos que deseen manchar la cristalina agua que debería de representar ese nexo.
“No creas todo lo que escuchas. Recuerda que en un mundo asfixiado por el sonido, la lengua se convierte en poderosa espada que muchas veces en vez de pelear por la verdad y justicia, se torna traicionera y asesina del concepto de una persona”
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