CONOCIDOS, DESCONOCIDOS

Antes de leer éste post, responde las siguientes preguntas:

¿Cuál es el segundo nombre de tu vecino?
¿Cuántos hijos tiene la señora que limpia tu hogar u oficina?
¿Cuál es el color preferido de tu hermana?
¿Cuándo, dónde y cómo se conocieron tus padres?

Si sabes todas las respuestas, entonces obvia el texto a continuación, pero si por el contrario, eres de la mayoría que no logró acertar ninguna, te invito a que leas lo que sigue a continuación.

Mucha gente entra y sale de nuestras vidas, pero existe una gran parte de ella que vive y de alguna manera comparte con nosotros día a día y sencillamente, no sabemos quienes son. Bien sea el poco tiempo para relacionarnos, la televisión, el trabajo o el lograr ser alguien en nuestras vidas - cualquiera sea el caso -, éste tipo de situaciones han imposibilitado en nosotros la tarea de conocer a quienes nos rodean.

La comunicación y las relaciones interpersonales se han visto golpeadas por la aparición de las maravillas tecnológicas como la Internet. Existen hermanos que viviendo bajo un mismo techo, hablan por medio de mensajería instantánea; y aunque éste no es el caso más ilustrativo para explicar lo que trato de decir, es un ejemplo claro como dejamos de tener poco a poco “ese” contacto con los seres mas allegado a nuestras vidas diarias.

Tomen cinco minutos de su tiempo para conocer a aquellos quienes los rodean. Siempre hay un tiempo para preguntar: ¿Cómo amaneció hoy? ¿Cómo están sus hijos? ¿Cambiaste de corte de corte de cabello?. Por muy pequeñas que puedan ser éstas intervenciones, serán útiles para conocer a esas personas. Hablen. Nadie se ha muerto por hablar. Dedícale tiempo a tu familia, y sobre todo a tus padres, pues ésta relación sólo se termina cuando una de las partes deja de existir.

Recuerden tratar bien a todos en general. Sin excepciones ni distancia. Todos somos iguales, pero sobre todo, no olviden que por muy mínimos que sean los actos de algunas personas para con nosotros, siempre facilitarán nuestra vida a diario.