Jueves 17 de Enero de 2007, no logro dormir, el sol está por salir... El humo del cigarrillo y su recuerdo me impiden pensar. Quiero escribir, pero mis dedos se encuentran atestados en mi sien recordando su cara que se pasea de un lado a otro, de manera incesantemente en mi cabeza. ¿Quién soy? ¿Quién es realmente? ¿Cuándo caí en su juego? ¿Cómo saldré de ésta?... En este punto la agudeza mental que tanto me caracterizó durante años no me sirve de nada, el cerebro me falla y las ideas se desvanecen.
Una luz se asoma... Es una idea!... No... es su recuerdo. Respiro y detallo con detenimiento que no es mi culpa... Que yo no inicié éste juego, que mi tiempo se ha desvanecido entre cumplidos y detalles... que me he vuelto sal y agua...
¿Por qué me juzgan? Yo sólo quise ser su apoyo... Solo quise escuchar sus problemas, calmar sus malos humores, sosegar su angustia que le atormentaba. ¿Por qué nadie se coloca en mi lugar? Si… digamos que me “entusiasme” con sus detalles, su mirada, sus gestos… Su cama
¿Qué hago ahora? No logro conseguir la fuerza necesaria para regresar el tiempo. Se ha adueñado de mí y no sé como escapar. Aquí estoy… sentado esperando a que venga a mis brazos y me diga: “Tranquilo, ahora si podemos ser felices”
¡Mentira!... ¡Todo es una mentira!... Sé que conmigo eres feliz, pero también se que con él serás más feliz. ¿Por qué me buscas? Quédate con el… Quizá el deba estar sufriendo más que yo… Sus inseguridades superan mis angustias; su dolor por perderte es mayor al dolor que siento por no tenerte…
Puede que me quede contigo, puede que el se quede contigo, pero… ¿Con quién te quedarás tu? Ya no me interesa, porque ya yo no te necesito junto a mi
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